En este articulo Eduardo Sánchez Tolentino (Piro) rapero dominicano y
comprometido con el cambio, ha querido usar este escrito y lugar para dar a
conocer la situación en la que se encuentra la juventud de su país. Pero que a la
vez es perfectamente aplicable para cualquier otro lugar. Espero que os guste
el escrito tanto como a mí, y decir que está abierto a cualquiera que quiera
hacerlo. Si queréis ver el vídeo de uno de sus temas improvisados pincha aquí
Hay una frase que dice: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados
a repetirla”. El pueblo dominicano está peor que los pueblos que la olvidan, ya
que la mayor parte de la juventud dominicana ni siquiera está interesada en
saber la historia de este pueblo, y no solo la desconocen, sino que la
aborrecen.
Hay un grupo reducido de jóvenes que
conocen la historia de su pueblo, pero entre ellos predomina la actitud de
indiferencia. Usualmente cuando les planteo cualquier tema que requiera su
participación para producir un cambio social me dicen frases tales como:
“¿Y tú crees que protestando se arregla nada?”, “esto no lo cambia nadie”,
“no pierdas tu tiempo en eso de protestar”, “ten cuidado que te puede pasar
algo”, “¡tú eres loco!, yo no voy a meterme en eso.”
Viven en un estado de enajenación,
alienación e ignorancia. Están embriagados y drogados bajo el efecto de muchos
tipos de sustancias que producen placeres pasajeros y vanos. Es importante
decir que estas drogas se las brinda el mismo sistema con la intención de
someterlos de tal modo que no hagan consciencia del poder que tiene la juventud
para producir cambios.
Estas drogas pueden ser estupefacientes,
los últimos celulares, ipads y computadoras, modas y formas de vestir,
relaciones insanas y vanas, la tecnología mal utilizada para aparentar y
competir egocéntricamente, la búsqueda de aprobación social a través de
comportamientos insanos, la acumulación de dinero y propiedades de una manera
corrupta y sin aportar al bienestar común, por solo mencionar algunos ejemplos.
Estos “placeres” dan la falsa sensación de producir libertad, pero al ser
una sensación engañosa y fugaz, lleva a quien la experimenta a buscarla
una y otra vez sin lograr encontrarla de nuevo, por lo que no es casualidad que
a través de esta eterna búsqueda, los “buscadores” se vuelvan esclavos de sus
obsesiones y compulsiones.
He aquí la mayor
parte de la juventud dominicana: esclava de deseos vanos alimentados por el
sistema, el cual los tiene como quiere, durmiendo.
No los culpo, he
estado en esa posición. Espero que todos los que hemos “despertado” tengamos la
suficiente “luz” para despertar a otros, ya que una sociedad que tenga su
juventud con la conciencia anestesiada, es el sueño de los políticos y
gobernantes más perversos.
Sin duda alguna, una juventud despierta
es el arma más letal que puede tener un pueblo en contra de la corrupción, es
el medio más eficaz para producir un cambio real y duradero. Si la juventud no
despierta, nuestra libertad será solo un sueño.
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