En esta ocasión quiero recopilar un
escrito que lo hice hace cuando la iglesia se hizo con La Mezquita de Córdoba y
todavía sigue en su poder, y nadie dice nada. Con este escrito quiero animar a
la gente que no se olvide de ello.
Esta palabra la usan muchas personas que
no están de acuerdo con las medidas que adoptan algunos gobiernos para evitar
el oligopolio, el abuso de ciertas empresas o para ayudar al pueblo. Al parecer
no se llama igual cuando un ente religioso se hace con todo lo que es público.
Me resulta muy extraña esa forma de
pensar. Y me he sentido alarmado viendo un titular que mucha gente ha
compartido por las redes sociales: Podemos quiere “expropiar” la Giralda.
También ocurrió con La Mezquita de Córdoba.
En todas estas cosas se adopta un
lenguaje diferente según quien acometa la acción. Porque para mí quien ha
expropiado estos monumentos ha sido la iglesia, quitándosela a todos los
ciudadanos, usándolos para su lucro, olvidándose de toda la humanidad y arrebatándole
el Patrimonio cultural que ha recibido en herencia a través de los siglos.
Con este escrito
no quiero llegar a criticar a los partidos que defienden una u otra postura. Me
quiero dirigir a todas las personas que usan esta doble moral para apoyarlos a
ellos, y que paren estas expropiaciones que tanto daño hacen a lo que es del
pueblo. Pues es exactamente como hacer lo mismo con el dominio de un camino,
carretera o cualquier otra propiedad pública.
No podemos tragarnos tantas mentiras,
como esa del mantenimiento costoso que soportan, cuando estos monumentos de
siempre han sido restaurados con dinero público, es decir, nuestro, bien a
través del Ministerio de Cultura o directamente por la Junta de Andalucía.
Estoy seguro de
que quien está de acuerdo con este tipo de expropiaciones, no lo está con que
el Estado se haga con las empresas estratégicas como son las energéticas. Y eso
que hay personas que cuando se levantan tienen que pensar en que lo van a hacer
ese día, encender la calefacción o usar ese mismo gas para poder calentar una
sopa.
Para colmo
dichas expropiaciones se han hecho en 4.500 ocasiones. Claro, a estas cosas no
conviene darle mucha publicidad, porque puede ser que el pueblo llano se sienta
muy mal con el boom inmobiliario en el cuál se ha visto y está viendo envuelta
la Iglesia.
No me he
equivocado al decir boom inmobiliario, pues incluso se vieron obligados a
contratar aparejadores y arquitectos. Ha sido tanto la ferocidad con la que se
ha expropiado que en algunas comunidades se ha dado lugar a crear Plataforma de
Defensa del Patrimonio Navarro.
Todos estos
actos se ve que tienen como fin último recaudar dinero, pues algunas de las
propiedades se venden al poco tiempo de hacerse con ellas. En el caso de La
Mezquita de Córdoba se ha patentado ese nombre para que nadie pueda usarlo sin
pagar. Aunque ellos quieran llamarla Catedral.
Viendo estas
cosas es mejor decir “Que Dios nos coja confesaos” Aunque ya sabemos de qué
parte está.
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